Palacio de la Trinidad

Por mcypweb, Dom, 18/03/2018 - 17:00
Palacio de la Trinidad
Grado de amenaza / riesgo / peligro del bien
Preocupante
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Pescaderías Coruñesas
Protección del bien
Descripción del bien

El edificio principal tiene planta cuadrangular y cuatro niveles: semisótano, bajo, principal, segundo y ático en el torreón suroeste, y su composición recuerda a la del palacio Lázaro Galdiano, más de dos décadas anterior, pues como él cuenta con un doble vestíbulo tras el soportal aterrazado, unidos por una escalinata, así como con un hall central o patio cubierto que hace las veces de salón, si bien todo con menor pretensión y escala.

Alrededor de dicho gran hall, y en el piso bajo, se disponen las habitaciones de recibo, entre las que destacan el gabinete, con sus entelados dorados cubriendo sus paramentos, y el comedor, con terraza mirador y conexión directa al o ce, al porche posterior y al jardín, distinguiéndose ambos por sus acabados, con pavimentos de tarima de roble y techos con artesones hexagonales en el primer caso o con jácenas de madera vista en el segundo, ricamente tallados y decorados con nas pinturas.

En el vestíbulo se dispuso un arco con cancela de hierro forjado y techo de bovedillas, pero la pieza más hermosa es el dicho patio cubierto, cuadrado y de doble altura, en el que desembarca y se introduce la elegante escalera de tres tramos en doble ramal, con su peldañeado de mármol blanco y barandilla de piedra arti cial y escayola. Cubre este monumental espacio de recepción un lucernario de hierro y cristal con composición geométrica y naturalista, ésta en su perímetro y centro, toda de vivos colores,  rmada por la casa Maumejean.

Un pórtico superpuesto separa los dos ámbitos, hall y escalera, resuelto en el piso inferior con dos arcos, uno carpanel mayor y otro de medio punto y en el superior con tres de este mismo tipo y dimensión, ambos sobre columnillas intermedias. El carácter de la arquería combina con el cerramiento de la escalera, de inspiración neoárabe, según se observa en su bóveda octogonal, de madera tallada y pintada, sobre pechinas unidas por arquillos y un friso decorado de escayola, de cuyo centro pende artística lámpara. Sin embargo, es una vidriera policromada, decorada con las armas familiares, la que la inunda de luz natural durante el día.

La meseta superior de la escalera alcanza un corredor volado sobre el patio cubierto y cerrado por barandilla de forja, el cual sirve de comunicación para los cuatro sectores en que se divide la planta principal: las habitaciones de la propietaria al sureste, en la mejor orientación, con su alcoba con terraza exterior, vestidor, ropero y baño; una sala privada en el centro de la crujía occidental; el dormitorio de invitados con una balconada corrida y cuarto de baño particular; y el cuarto y escalera de servicio, recorriendo ésta todos los pisos y hallándose anexa pero independiente a la principal, con su pavimento de baldosín cerámico y madera y ascensor en su ojo.

La habitación de mayor relieve en este nivel evidentemente es la señorial, en dimensiones y decoraciones, la cual se conserva intacta, con sus entelados, marcos de mármol, puertas lacadas con decoraciones geométricas doradas, cortineros a juego, techo plano con decoraciones geométricas de escayola y esquilfe corrido con falsos lunetos y tondos intermedios, con  guras de pu i y leones alados y apliques de cristal y bronce, en correspondencia con los primeros.

No hay más alcobas principales, por tanto, fruto del estado civil de la promotora, siendo las restantes para los criados, que se disponen en el segundo, como era tradicional en estas viviendas burguesas, aunque la señora se reservara en este sector una sala corredor con su arquería y las habitaciones de la torre, a modo de mirador. El resto de dependencias de servicio se distribuían en el semisótano, como la cocina, comunicada a través de un tortuoso paso con el o ce y el comedor superior, despensa, carbonera, bodega, almacén y baño, así como la caldera de gas, útil al moderno sistema de calefacción, que se extendía por toda la casa, y a la producción de agua caliente.

Al exterior, las referencias al neoplateresco y al neobarroco de inspiración andaluza son evidentes, como se observa en sus huecos y balcones curvos de esquina, tejadillos sobre vanos, aleros muy volados, pináculos de las torres, arquerías corridas, así como cerámica vidriada, decoraciones coloristas, etc., todo lo cual envuelve a un volumen bien proporcionado, especialmente en sus alzados sur y occidental.

En el jardín destaca su trazado, en cuadrícula en alto y en círculo el bajo, aquí rodeado por una gran escalinata de doble ramal, con bancos revestidos de cerámica en su perímetro, con escenas de El Quijote, y fuente con escultura de un niño sobre un pez y estanque polilobulado central. Otras esculturas se sitúan en distintos puntos del jardín, bancos y un cenador en el ángulo de intersección de las vías públicas, levantado sobre pilares octogonales de piezas cerámicas verdes, rojas y blancas, con su gruta e imagen de la Virgen María en el centro de una escalera de doble ramal.

Esta piedad de doña María de los Ángeles le llevaría a proponer al arquitecto Luis Alemany la creación durante las obras, en 1929, de un oratorio particular en el ángulo suroriental del palacio, ocupando el antiguo porche del jardín, que se convierte en anteoratorio y al que se le adosa una nave cuadrada, con curiosa cúpula esférica abuhardillada y linterna, más un ábside semicilíndrico, dentro de la misma in uencia barroca andaluza, pero cargada de eclecticismo. Una vidriera policromada, dedicada a San José, preside el altar, cerrándose el espacio con hermosa reja en arco, coronada por el Sagrado Corazón de Jesús.

A esta actuación acompañó la ejecución sobre el pabellón de garaje de un nuevo nivel para lavadero y tendedero con cubierta de madera sobre pórticos con pilares de ladrillo, hoy cegado, si bien no fue la última, porque una vez concluido el palacete la propietaria, siendo ya marquesa de Larios, y manteniendo la con anza en su arquitecto, iniciaba en 1931 un nuevo edi cio de o cinas y administración dentro del perímetro de la  nca, unido al pabellón de portería pero independiente en su acceso exterior, que se realizaba desde un portal a la calle Francisco Silvela, y en su salida al jardín. En el volumen, de planta cuadragular, con patio inglés, ubicó la Marquesa el despacho de su esposo en el piso principal y complementó el programa con dormitorios para invitados en el inferior, tal vez para su nueva familia política.

TEXTO: Miguel Lasso de la Vega. FUENTE: Palacios de Madrid (editado por la Comunidad de Madrid)

Ubicación del bien

Francisco Silvela, 82 y 84
Madrid Madrid
España

Archivos adjuntos
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