El Castillo de Viñuelas se localiza dentro del espacio natural protegido del Soto de Viñuelas, integrado desde 1985 en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Estas tierras, desde el medievo hasta el siglo XVI, pasaron por diferentes manos, hasta que en 1697 fue cedida a la marquesa de La Breña y Mejorada del Campo. Fue en esos momentos cuando se decide demoler una edificación medieval en ruina existente para sustituirla por un castillo-palacio, cuyo autor parece que fue el maestro de obras de la Corte, José Moreno. La construcción, concluida a principios del siglo XVIII, era de planta rectangular con cuatro grandes torreones cilíndricos en las esquinas. Gracias a sus buenas condiciones cinegéticas, la finca fue adquirida por Fernando VI en 1751, para unirla a la posesión de El Pardo. Hacia 1763, durante el reinado de Carlos III, Antonio Carlos de Borbón diseñó la transformación de las dependencias del palacio y las cabellerizas. Otras construcciones fueron incorporadas casas de servicio, puentes y puertas que salpican los jardines que rodan el castillo, cuyos autores nos son desconocidos.
La finca perteneció a la Corona hasta 1868, siendo adquirida por el financiero José Campo, futuro marqués de Campo, en 1870. Debido al estado lamentable en el que se encontraba el Castillo y otras construcciones se llevaron a cabo unas obras de rehabilitación y restauración, recuperando la primitiva imagen de fortaleza. Los salones fueron remodelados y decorados lujosamente, conservándose algunos de ellos. En 1895, su propietario era Joaquín de Arteaga y Echagüe, duque del Infantado, quien encargaría al arquitecto e historiador Vicente Lampérez la transformación de la residencia en un palacio acorde para albergar sus colecciones de arte. Las obras, en las que también intervino Eladio Laredo, se orientaron a la ampliación del edificio y una redecoración exterior, de estilo neogótico, e interior, de estilo ecléctico, siendo concluidas en 1921. En las fachadas se utilizaron restos auténticos de monumentos en ruina, también utilizados para el salón gótico. Además se realizaron las obras de la capilla, los jardines laterales y el templete clasicista que preside la plaza central. En 1939, el arquitecto Diego Méndez realiza una reconstrucción y adaptación del castillo para residencia de Francisco Franco, donde vivió hasta que en 1940 se trasladó al Palacio de El Pardo. Desde finales del siglo XX, la finca pertenece a una sociedad privada, que alquila el palacio y las remozadas cabellerizas para la celebración de actos sociales. En ella se está construyendo un Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, según proyecto de Gabriel Allende.