Iglesia de las Calatravas o de La Concepción Real de Calatrava

El Convento Concepción Real de Comendadoras de la Orden de Calatrava fue construido por fray Lorenzo de San Nicolás entre 1670 y 1678, finalizando las obras Isidro Martínez y Gregorio Garrote. Fue el lugar donde se armaban los caballeros de todas las órdenes militares a excepción de los de Santiago. Debido a las desamortizaciones decimonónicas, el convento fue derribado en 1872, quedando en pie tan sólo la Iglesia. El templo es de planta de cruz latina, de una sola nave de bóveda de cañón con lunetos y ménsulas pareadas, capillas laterales -tres a cada lado-, coro alto a los pies, y crucero cubierto por cúpula sobre pechinas y tambor octogonal con ventanas, coronada por una linterna. Las pechinas están decoradas con frescos con imágenes de Santos, realizados por un discípulo de Carreño, Francisco Ruíz de la Iglesia, en el siglo XVII. Destaca el retablo del altar mayor, última obra de José Benito de Churriguera ejecutado entre 1721 y 1724 en estilo barroco, con esculturas de Pablo González Velázquez, presidido por la imagen de Raimundo de Fitero, fundador de la Orden de Calatrava. En dos machones del crucero, enmarcando la cabecera de la iglesia, se han instalado dos pinturas de la pintora Nati Cañada realizadas en 2015 y dedicadas una a Juan Pablo II y la otra a los santos muertos durante la Guerra Civil, mientras en que los otros dos -enfrentados a los anteriores- se conservan los retablos del siglo XVIII de Juan de Villanueva y Bardales. En el crucero, en el lado de la Epístola, encontramos una portada de acceso principal a la Sacristía, con vano rematado por escudo real de Carlos II en estuco, sobremontado a la cruz de Calatrava y rodeado de flores y el collar del Toisón de Oro, sustentado por dos ángeles a cuyos pies se hallan dos leones con orbes, alegoría de la monarquía española, protectora del convento. El resto de las capillas se dedican a distintos santos y santas con imágenes y retablos elaborados en el siglo XVIII y XIX, destacando la imagen de San Antonio de Padua, obra de Juan Pascual de Mena. Tan numerosas son las imágenes dentro del templo que han dado lugar al dicho popular: "están todos los santos". Durante el reinado de Isabel II la iglesia fue reformada tanto en el interior como en el exterior; por encargo del rey consorte Francisco de Asís, marido de la reina, la fachada fue reformada en 1858 en estilo neorrenacentista siguiendo modelos italianos, sobre todo milaneses, según diseño de Juan de Madrazo y Kuntz; aplicándose un revoco de color rojizo de terracota repitiendo el motivo esgrafiado de la cruz de Calatrava por toda la superficie. El rosetón que domina la fachada y la hornacina con la imagen de la Inmaculada son obra del escultor Sabino de Medina, de la misma época. Durante la Guerra Civil, la iglesia se destinó a sala de fiestas. Recientemente ha sido restaurada, apareciendo durante estos trabajos un fresco en la pared norte de la capilla dedicada a San Francisco de Paula en el que se muestra un corte transversal del templo que se estaba construyendo, posiblemente del propio fray Lorenzo de San Nicolás.