Fundada como Libería Real por el rey Felipe V en 1711 y siendo pública en 1712, los primeros fondos bibliográficos fueron unas pocas colecciones bibliográficas del propio rey junto a otras colecciones que la Reina madre guardaba en el Alcazar. Por Real Cédula de 1716 se le concedió el privilegio de obtener un ejemplar de cuantos libros se editaran en España, así como su derecho a tanteo y retracto en las ventas de libros, estampas, medallas, etc. Los fondos de la biblioteca fueron creciendo con la librería del cardenal Arquinto y los fondos del señor Múzquiz. La biblioteca ha tenido varias sedes: el Alcázar, Convento de la Santísima Trinidad en calle Atocha, Ministerio de la Marina ubicado en el Palacio del Marqués de Grimaldi (Palacio de Godoy), hasta que en 1826 Fernando VII compró unas casas en el número 4 de la Plaza de Oriente para ubicar allí la biblioteca. Con el advenimiento del régimen liberal, a partir de 1834, la biblioteca se desvincula del patrimonio real pasando a formar parte del Patrimonio Nacional, y es denominada Biblioteca Nacional en 1836. Aumentaron sus fondos con la librería de las Cortes, la del infante don Sebastián y manuscritos de los conventos desamortizados, de Moratín, Juan Pablo Forner y un largo etcétera. En 1854, la Biblioteca Nacional contaba con, al menos, 240.000 volúmenes y 97.000 medallas y monedas, entre otros objetos. El aumento constante de sus fondos, monedas y antigüedades, aconsejaba el traslado de la biblioteca a un edifico más espacioso. En 1866, la reina Isabel II puso la primera piedra del futuro Palacio de la Biblioteca y Museos Nacionales en el Paseo de Recoletos, que se levantaría en parte del solar del desaparecido Convento de Agustinos Recoletos.
El Palacio de la Biblioteca y Museos Nacionales fue proyectado por Francisco Jareño y Alarcón, destinado a albergar los Museos de Arte Moderno y Arqueológico, Biblioteca Nacional y Archivo Histórico. Las obras se iniciaron en 1866 por Jareño hasta que es sustituido por Antonio Ruiz de Salces en 1885. Las obras sufrieron varios parones, inaugurándose en 1892, con modificaciones del proyecto inicial. Se trata de un edificio de planta cuadrangular organizado en dos patios simétricos con dos fachadas monumentales a modo de pórtico: una, con frontón decorado con esculturas ejecutadas por Agustín Querol que da acceso a la Biblioteca Nacional por el Paseo de Recoletos; y otra, con doble orden de columnas y escalinata flanqueadas por esfinges, de acceso a los Museos (ahora al actual Museo Arqueológico Nacional) por la calle Serrano.