Depósito elevado del Canal de Isabel II (Chamberí)

El crecimiento de la Villa de Madrid hizo necesario cada vez mayor abastecimiento de agua, por lo que el 18 de junio de 1851, la reina Isabel II dictó el Real Decreto refrendado por Juan Bravo Murillo, presidente del Consejo de Ministros, disponiendo que el Gobierno realizara la ejecución de los trabajos de traída de agua a través de un canal derivado del río Lozoya, que llevaría el nombre de Canal de Isabel II, en honor a la soberana. El crecimiento de la Villa de Madrid hacia el Norte y la construcción de edificios cada vez más elevados provocó problemas de presión de agua en varias zonas que serían solucionadas con la construcción de tres depósitos de agua elevados, ideados por el ingeniero Diego Martín Montalvo en 1900. De estos tres depósitos tan sólo se construyó éste de Chamberí, ejecutado por Luis Moya Idígoras, que se complementaba con una central elevadora diseñada por Ramón de Aguinaga. Con una capacidad de 1.500 m3 y elevado a una altura de treinta y seis metros, el depósito es obra monumental de carácter industrial, de estilo ecléctico, con una estructura exterior de ladrillo sobre planta circular y contrafuertes en talud, coronado por una cúpula metálica rebajada. Por su parte, la central elevadora, también construida en ladrillo, es de planta rectangular cerrada por grandes arcadas. Estuvo en funcionamiento hasta que en 1952 es sustituido en sus funciones por el depósito elevado de Plaza de Castilla. Abandonado, el depósito es restaurado en 1986 por los arquitectos Javier Alau y Antonio Lopera para ser convertido en Sala de Exposiciones, en cuyo interior la estructura metálica cobra protagonismo, al que se sumó un pabellón auxiliar anejo.