Este edificio fue diseñado en 1919 por el arquitecto Antonio Vázquez Figueroa como vivienda y clínica para el doctor José Goyanes Capdevila; adoptando la distribución característica de las residencias palaciegas de ese momento, con un espectacular hall central de doble altura a modo de patio cubierto -que sirve como elemento distribuidor y como estancia de desahogo en los actos sociales- en torno al que se desarrolla la habitual secuencia de espacios representativos y de recepción pública en planta baja –con la consulta de su propietario-, dejando las superiores para dormitorios y alcobas.
Sin embargo, exteriormente abandona el afrancesado estilo “de los Luises” característico de otros inmuebles semejantes para adoptar un nacionalista neogótico isabelino, ornamentando sus fachadas con ventanas conopiales ajimezadas bajo alfices angulares de bolas; aunque su disposición casi simétrica -con un porche adelantado central rematado por una terraza con peto calado flanqueada por torreones- delata los referentes academicistas que intenta desmentir la decoración.
En 1935 fue adquirido por los estudios cinematográficos Roptence para instalar sus oficinas y salas de prueba y de doblado, adaptando las construcciones auxiliares medianeras –incluso el quirófano del doctor- para almacenes y laboratorios; mientras que en el solar anejo los arquitectos José Sanz de Bergue y José Fonseca Llamedo levantaron un gran plató cubierto adaptado para los rodajes con sonido directo del cine sonoro.
Veinte años más tarde, en 1954, la propiedad pasa a ser sede de la Institución Teresiana, sufriendo una ampliación a cargo de Luis García de la Rasilla que respetó su aspecto original, aunque la tapia circundante perdió hace tiempo su remate calado -similar al del balcón central-, sustituido por una pobre malla metálica.
