La Real Congregación de San Fermín de los Navarros es una hermandad fundada en 1673 por un grupo de devotos navarros que vivían en la Corte. Tras ocupar varias ubicaciones -convento de San Francisco de Paula de “Mínimos de la Victoria”, convento de la Trinidad-, en 1744 adquiere un solar propio entre la antigua calle del Turco (actual Marqués de Cubas) y el Prado de San Jerónimo (actual Paseo del Prado) donde erigió una iglesia y hospital adyacente que fueron demolidos en 1885, tras vender el solar al Banco de España para construir en él su nueva sede. Es entonces cuando la Real Congregación se traslada a unos terrenos de la infanta Isabel de Borbón situados en el Paseo del Cisne (actual paseo de Eduardo Dato). Para la construcción del nuevo edificio se organiza un concurso público, que fue ganado por los arquitectos Carlos Velasco Peinado y Eugenio Jiménez Corera en 1886. Las obras se realizaron bajo la dirección de Jiménez Corera entre 1886 y 1890, con algunos cambios respecto al diseño original; dotándose con los retablos del antiguo templo, ejecutados en su mayoría por Domingo Martínez con magníficas imágenes de Luis Salvador Carmona, a las que se sumaban otras de Pascual de Mena, como un San Juan Bautista o la Virgen del Patrocinio que coronaba el retablo mayor sobre la efigie de San Fermín labrada en 1686 por Roque Solano.
La iglesia se sitúa exenta, rodeada de zonas ajardinadas de acceso a los pabellones traseros, dedicados a viviendas del capellán y sacristán, sede de la Congregación y hospedería “de pobres transeúntes de la provincia de Navarra”. El exterior muestra un estilo neomudéjar que combina paramentos de aparejo toledano –con verdugadas de ladrillo enmarcando cajeados de mampostería- y otros de ladrillo visto formando paños romboidales de sebka. El perfil escalonado de la fachada principal se remata con una alta torre central con reloj y cuerpo de campanas con doble arco de herradura apuntado, a cuyo pie se abre la entrada de sillería decorada con los escudos de Navarra y de España, que se inspira en la antigua puerta del Hospital de La Latina, y sobre la que se abre una hornacina de arco de herradura apuntado enmarcado en otro polilobulado que se recorta contra un fondo de ladrillos vidriados encuadrados por un ancho marco a modo de alfiz. Esta hornacina alberga la efigie de San Fermín, obra del escultor navarro –roncalés- Fructuoso Orduna que reemplazó en 1958 la original del catalán Francisco Font y Pons. Traspasando el nártex se penetra en una iglesia de estilo neogótico y planta de cruz latina, con tres naves de tres tramos: las laterales con bóvedas de crucería simples, y la central -más ancha y alta- cubierta, al igual que el transepto y la cabecera poligonal, por bóvedas de crucería estrelladas con terceletes, destacando la cuadrada del crucero que se enriquece con combados. Los muros están cubiertos por un revoco imitando sillería con las juntas resaltadas con líneas de oro, y la nave central está recorrida por una cenefa resaltada con una inscripción en caracteres góticos puntuada con escudos de Navarra “y sus mesnadas”, sobre la que se abre un claristorio de vanos en arco de herradura cerrados con vidrieras.
Por desgracia, en la Guerra Civil (1936-1939) se destruyeron los antiguos retablos y las esculturas de Carmona; que fueron reemplazados por otros nuevos entre los que destaca el mayor, trazado por el arquitecto pamplonés José Yarnoz en estilo neoclásico, con una imagen de San Fermín tallada en madera también por Orduna, que labró asimismo otra figura de San Francisco Javier para sustituir la destruida de Carmona. A estas esculturas recientes se suma además alguna imagen anterior como la Virgen del Rosario ubicada en el crucero, que es obra barroca del siglo XVIII.
