El próximo miércoles día 19 a las 7 de la tarde, el salón de actos de la Casa de Cultura Doctor Velasco de Laredo, acogerá una nueva conferencia promovida por la Asociación de Amigos del Patrimonio de Laredo, centrada en éste caso en la obra del arquitecto laredano Joaquín de Rucoba, que impartirá Alberto Tellería, vocal técnico de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio.
Joaquín de Rucoba y Octavio de Toledo nació en Laredo el 13 de enero de 1844, hijo de Ángel de Rucoba, Coronel de Caballería y Cadete de la Guardia de Corps de Isabel II, y María Octavio de Toledo e Igal, perteneciente a una aristocrática familia navarra de Corella. Joaquín vivió desde niño en Madrid, donde trabajaba su padre, militar de formación liberal, al servicio de la reina Isabel, y allí estudiará la segunda enseñanza en el instituto de San Isidro, para ingresar en 1863 en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, hasta 1869 en que obtuvo su título. Tras pasar el curso de 1869-1870 en Vergara (Guipúzcoa) como profesor en la Escuela de Maestros de Obras en dicha localidad, se casa con Clementina Alvarado Herrería, también laredana, con la que tendrá tres hijos: Joaquín, Francisco y Ángel. Ese mismo año de 1870, parte para Málaga donde ejercerá como Arquitecto Municipal de esta ciudad de 1870 a 1883. Allí construirá, entre otras obras, la Plaza de Toros de "La Malagueta" y el Mercado de Alfonso XII o de "Las Atarazanas". De 1883 a 1893 vivirá en Bilbao, siendo durante los tres primeros años Arquitecto Jefe de la sección de Obras Municipales, puesto del que dimite en 1886 para dedicarse particularmente al ejercicio de su profesión. Los proyectos más relevantes de este período serán el nuevoAyuntamiento y el Teatro Arriaga.
Tras permanecer en Madrid de 1893 a 1896, donde proyecta como obra más interesante el Frontón "Beti-Jai", vuelve a Málaga, donde concluye numerosos proyectos iniciados con anterioridad como el de la Calle Larios. Sin embargo, al poco tiempo, se traslada a Santander al ser requerido para realizar el Convento de las Salesas en esta ciudad, aunque ya desde 1890 había llevado a cabo obras en la provincia de manera circunstancial, concretamente en Castro Urdíales, Torrelavega (el palacio de Demetrio Herrero, actual Ayuntamiento) y, sobre todo, en su pueblo natal de Laredo, al que siempre se sintió muy vinculado (Escuelas del Doctor Velasco). En Santander residirá ya definitivamente al ser nombrado Arquitecto Diocesano del Obispado de Santander en 1900, edificando el Palacio Episcopal, entre otras muchas intervenciones, como la restauración de la Catedral.
Joaquín Rucoba falleció en 1919, el 18 de abril; sus restos descansan en la Ermita de Santa Ana de Tarrueza, heredada de sus antepasados y que él mismo restauraría convirtiéndola en panteón familiar en 1891.