“[…] Fue un placer conversar personalmente contigo. Me parece estupendo que personas jóvenes mantengan ese entusiasmo por la investigación. En Vigo tienes un amigo. Un abrazo.” [Correo de Moncho, 07/11/2019]
Hace año y medio contacté con José Ramón por correo electrónico. La publicación de “Unha viaxe por Galicia”, un libro de dibujos de viaje por Galicia hechos por Antonio Palacios, fue el detonante. Llevo un tiempo estudiando la obra del arquitecto de Porriño, y uno de los referentes era sin duda Iglesias Veiga, de quien tenía en casa varias publicaciones, que vieron la luz desde los años 90, hasta la del año pasado. Palacios es una de las grandes figuras de la arquitectura española del siglo XX, en Galicia pero sobre todo en Madrid.
Moncho era un gran investigador, especialista en su obra y la de Manuel Gómez Román, docente en el instituto Pino Manso de O Porriño, pero ante todo era una persona cariñosa, erudita y cercana. Alguien que sabía enseñar con entusiasmo, que tenía esa capacidad de transmitir; y muy querido, como quedó registrado en el video de su despedida del instituto con la jubilación.
Tras intercambiar varios correos, de los que nacieron valiosas sinergias, me propuse aprovechar las vacaciones en Galicia, recorrer la obra de Palacios y recalar en Vigo, donde por fin pudimos tomar contacto personal.
Fuimos juntos a ver el monasterio de las Salesas de Vigo, obra tardía y ambiciosa, pero inacabada, de Antonio Palacios. En el camino, y bajo el inevitable paraguas en el otoño gallego, pudimos conversar, y atar más cabos. Moncho transmitía entusiasmo.
A los pocos días del regreso a Madrid, Moncho me escribía (tal día como hoy) el mensaje con el que arrancan estas líneas: “En Vigo tienes un amigo”. Resuena cada sílaba en el pulso de mi recuerdo.
Un año después de ese mensaje, Moncho nos ha dejado, produciéndose esa sensación de vacío, de precipicio sobre el mar Atlántico, de vértigo temporal y tristeza. Sin embargo, entre las nubes brumarias, se abre paso la memoria desafiando el miedo al olvido: fue una gran persona, generosa y modesta, con una familia estupenda, con Marisa que tanto le quiere.
Esas personas que se van, pero dejando huella en nuestra memoria, siguen estando presentes. Por eso, sigo teniendo un amigo en Vigo.
Moncho, no descanses aún, que nos acompañarás siempre.
Álvaro Bonet. vicepresidente de MCYP
ENLACES:
Despedida de sus alumnos en la jubilación (YOU TUBE)
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