Las prisas que se dieron para tirar la Cárcel de Carabanchel no se han tenido para erradicar este lugar de oprobio. Al final de todo ha quedado sólo en pie el edificio más indigno y con las condiciones más lamentables: un bochornoso campo de concentración de inocentes disfrazado de colorines para despistar a la gente que pasa por la avenida de los Poblados.
Para eliminar esto no ha habido -ni hay- ninguna prisa.
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