Librería Científica del CSIC (obra de Miguel Fisac)

Por mcypweb, Jue, 21/11/2019 - 01:13
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Grado de amenaza / riesgo / peligro del bien
Derribado o desaparecido
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Propietario y/o responsable del bien
CSIC
Protección del bien

SIN PROTECCIÓN

Descripción del bien

"La librería está situada en la planta baja de lo que fue el edificio del antiguo palacio del hielo y del automóvil, edificio construido entre 1920-22 según proyecto del arquitecto belga Edmond de Lune, y con dirección de obra de Fernando García Mercadal y Gabriel Abreu, ejemplo típico de monumentalismo eclecticista, pero con importantes novedades como la estructura de hormigón. Hasta 1928 cuando lo compra el Estado para Centro de Estudios Históricos y Patronato Nacional de Turismo y Unión Iberoamericana, se estuvo utilizando como palacio de hielo, juegos en general y exposición de automóviles. La reforma para los nuevos usos la realizó Pedro Muguruza, quien abrió patios en el interior para iluminar las nuevas dependencias y construyó un nuevo forjado en lo que era la entreplanta de la sala de patinaje. En 1940 se cedió al CSIC, y se añadió una cuarta planta al edificio por Ricardo Fernández Vallespín, con quien trabajaba siendo todavía estudiante Miguel Fisac, que diseñó el nuevo salón de actos y el actual pórtico de cuatro columnas de piedra. Diez años después de la que fuera probablemente su primera obra, realizó la librería que todavía se conserva y que se salvó del incendio que asoló el edificio en 1978.

Desde el anonimato de su imagen exterior y desde su espíritu integrador, sorprende la contundencia con la que Fisac actuó en las fachadas, duplicando el tamaño de los huecos y suprimiendo rejas y órdenes, para construir finalmente unos inmensos ventanales de vidrio de una sola pieza. La nueva fachada no tiene ninguna intención de mezclarse con la antigua, pues las carpinterías de madera no tocan lo preexistente, al separarse 8 cm y a haces del plano del plinto de las pilastras que flanquean los huecos, dejando sobresalir sólo los 4 cm del alféizar. En cada hueco Fisac integró una visión nueva de la reja: el cierre enrollable, que queda albergado en la parte superior del hueco y discurre por carriles empotrados en el marco de madera.

El otro elemento fundamental de la fachada es la entrada, pequeña caja de vidrio donde nos sentimos sorprendidos por las dimensiones de los escalones, que parecen obligarnos a reducir el ritmo y ascender a la librería en actitud reflexiva, olvidando así el ritmo de la calle. La entrada es simétrica y tiene dos escaparates iguales flanqueando la escalera, cada uno de los cuales está cerrado por un panel de vidrio sin solución de continuidad en la arista del diedro, en tanto que el techo es un sorprendente plano de madera que se ondula al llegar al descansillo superior, generando una bóveda que aloja la luminaria. La puerta de 1.98 x 1.12m tiene un intenso sabor nórdico, con los picaportes diseñados para empujar al exterior y para tirar al interior, y el vidrio recercado por madera de pino con una forma entre reblandecida y tensa que nos provoca una sensación de confort.

Durante la subida hemos ya podido ver el interior de la librería, pero al abrir la puerta quedamos sorprendidos por la lámpara junto a la entrada, y el techo de la tienda: sólo con estos dos elementos Fisac anuncia lo que será su obra posterior. La iluminación cenital rítmica que emplea conforma un techo de luz que aparecerá en proyectos como la iglesia de Cuenca, o en el Centro de Estudios Hidrográficos. La lámpara arranca del techo siguiendo su modulación, y se desarrolla en altura hasta quedar paralela a la puerta, para lo cual Fisac genera superficies alabeadas que tendrán su trasunto en la torre de los laboratorios Jorba resuelta mediante un mecanismo similar, con la diferencia de que en los laboratorios las directrices giran únicamente 45 grados y aquí 90. El techo está ordenado en bandas de 95cm paralelas a la fachada, cambiando la dirección en la zona más interior de la tienda, que corresponde a una de las zonas de reposo; las luminarias, de 90 x 30cm, se sitúan dentro de las bandas, perpendiculares a ellas y al tresbolillo, sobre un techo blanco que resuelve la absorción acústica con perforaciones regulares y que presenta dos niveles: el más alto hacia la fachada, para recoger más luz, y el más bajo en la segunda crujía definiendo su altura el canto de la jácena de hormigón que divide la tienda prácticamente en dos mitades paralelas a la fachada y se apoya en dos columnas vistas. Fisac las reviste con chapas de mármol de 1 cm puestas de canto; anticipando el tratamiento de los soportes en “v” de las entradas al Instituto Cajal.

La tienda esta organizada como una gran estancia de madera de pino abeto, -desalburizado con cepillo de púas metálicas y tratado superficialmente con polvo de escayola- paralela a los huecos de fachada. El mostrador de atención al público se sitúa perpendicular a la fachada pero en su parte final se gira 150 grados, primero para dejar más espacio a la puerta de la zona de servicio y segundo para definir la estancia de la tienda de una manera suave, como una mano cóncava que te recoge. El espacio interior de la tienda esta definido por paredes llenas de estanterías de madera, únicamente interrumpidas por la escalera de subida a la planta superior –actualmente desaparecida-, y por las ventanas del escaparate y por la entrada. La gran sala tiene suelo de tarima de roble dispuesta en espiga, únicamente rota por una alfombra de 1.30 x 2.40m de la misma tarima, justo justo frente al desembarco de la puerta, y aloja un mobiliario compuesto por 7 mesas de 0.90 x 1.80m de las cuales hay dos, las más próximas a las ventanas, que están giradas 30 grados respecto de la perpendicular a la fachada. Se podía interpretar esto, además de cómo una ruptura con el orden general, como una invitación al visitante a dirigir su mirada hacia las grandes ventanas; mientras con las otras dos recupera la geometría ortogonal de la tienda. actualmente todas mantienen una disposición ortogonal.

Coincidiendo con la parte baja del techo están las zonas de reposo en las que se nos invita a ver los libros con más detenimiento, y en una de ellas, con mesa baja rectangular y cinco sillones –diseñado todo ello por Fisac- uno se puede aislar mediante una telas colgadas de un carril situado en el techo que cuando están recogidas se escamotean en el hueco entre dos estanterías. El sitio cuenta también con un mueble bar integrado en la estantería que plasma el hedonismo con el que dotó Fisac a este lugar. Además de la entrada, los dos ventanales funcionan como auténticos intercambiadores en los cuales el gran vidrio comunica visualmente el interior con el exterior, orientando al visitante y generando espacios de escape para la mirada. La condición de escaparate de libros se lo dan a estos huecos unos muebles-expositores diseñados por Fisac y construidos de la misma madera que toda la tienda según una geometría extraña, que tiene que ver con la mirada desde el exterior: a medida que el mueble es más alto, el lugar de reposo del libro es más vertical. El elemento vertical generador del espacio son las estanterías, siendo su modulación variable para adaptarse a la geometría del local, y ofreciendo diferentes soluciones de esquina según si ésta es cóncava o convexa.

Visitar este lugar puede ser una experiencia intensa pero a la vez simple y relajada. Si uno quiere buscar, encontrará mucho, si no, disfrutará de su tranquilidad."

© Carlos Asensio Wandosel
© Fundación Miguel Fisac

FUENTE: Fundación Miguel Fisac - Librería del Consejo Superior de Investigaciones Científicas

 

Revista Nacional de Arquitectura (Año 1950 - número 108 - páginas 512 a 514)

 

Ubicación del bien

Calle del Duque de Medinaceli, 6
Madrid Madrid
España