El pasado martes 12 de julio hemos asistido al taller participativo convocado por el área de las Artes del Ayuntamiento, al que hemos sido invitados, y en el que hemos defendido la misma propuesta de siempre: Restauración canónica previa a cualquier definición de usos. Es decir, adaptar los usos al Frontón Beti-Jai y no el Frontón Beti-Jai a los supuestos usos que lo rentabilicen.
Hemos planteado nuestra preocupación por los resultados del Taller Participativo que ha organizado el Ayuntamiento de Madrid. Tememos que al final el Área de Desarrollo Urbano Sostenible privatice la gestión del Frontón Beti-Jai tras haberlo expropiado a alto coste y pagado las obras de consolidación; planteando que una vez definido un Plan de Usos, se haría una concurso entre empresas particulares, y la ganadora redactaría el Plan de Obras de rehabilitación y las ejecutaría a su costa a cambio de la concesión del Beti-Jai.
Estamos cansados de tener que defender una supuesta rentabilidad económica del espacio como único prisma sobre el que trabajar. ¿Acaso es rentable El Retiro, que es costosísimo de mantener?. ¿Y las piscinas descubiertas municipales que cierran 9 meses al año y se mantienen sus jardines y arbolado?. ¿Y el teatro de la Zarzuela?, ¿alguien lo cerraría porque el género ya no sea popular?.
Si esto es lo que quieren que conviertan todas las canchas deportivas de la ciudad en campos de futbol que es lo único rentable. Adiós a todos los deportes minoritarios que no son rentables. ¿Por no ser rentables es obligatorio extinguirlos o debemos intentar mantenerlos como parte de nuestra cultura común?
Estamos hablando de una instalación única, que no tiene igual en el resto del mundo. El único documento vivo que ha llegado hasta nuestros días de una época concreta. Un documento que ilustra las técnicas constructivas de la época. Un documento que nos muestra la importancia del juego de pelota en la historia del deporte de nuestro país. Un documento que acredita el momento histórico en que los deportes se profesionalizan y se construyen edificios de espectáculos deportivos (estadios) donde acudir a ver dicho espectáculo. ¿Vamos a renunciar a todo esto sólo por un criterio economicista?
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