La catalogación propuesta para las Torres de Colón no está orientada a proteger su estructura e imagen histórica, sino a permitir su transformación de acuerdo con los intereses de la empresa propietaria. Madrid Ciudadanía y Patrimonio ha alegado contra este criterio de “protección”.
Las Torres de Colón fueron en su día un hito tecnológico debido a su compleja estructura, donde los forjados de las plantas se apoyan en un núcleo central y una serie de tensores perimetrales colgados de unas grandes vigas voladas de coronación. Esta solución se acompañaba de una imagen entre brutalista y metabolista que buscaba hacer patente la singularidad del sistema constructivo empleado. En su contra pesaba una volumetría y altura a todas luces excesiva, que terminó de desfigurar una de las plazas más logradas del Madrid decimonónico, que en pocos años perdió todos los edificios que la configuraban: el Palacio de Uceda o Medinaceli, la Quinta de Bruguera , la Casa de la Moneda, y las casas llamadas “de Galdós” por haber sido hogar del escritor.
Una reforma posterior desvirtuó además los valores del nuevo inmueble, que perdió buena parte de su valor arquitectónico aunque no el constructivo, que mereció incluso que se plantease su declaración como Bien de Interés Patrimonial. Contradictoriamente, esta declaración -reservada a muy pocos y destacados elementos- debería acompañarse de su inclusión en el catálogo de edificios protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid con un nivel 3 Parcial, el más bajo de entre todos los posibles, cuando lo lógico habría sido otorgarle un Nivel 2 Estructural más acorde con los elementos a conservar. Pero es que la propuesta municipal reduce aún más los elementos estructurales a proteger, pues se limita a citar el esbelto núcleo central, la estructura volada de coronación y los tensores perimetrales, sin incluir los forjados que se apoyan en ellos, previsiblemente para permitir su futura sustitución. Además, la reforma prevista –que contaría con el beneplácito del Ayuntamiento- agrega sobre la coronación varias plantas apoyadas para compensar la edificabilidad perdida en otras zonas, distorsionando de modo inevitable el valor que supuestamente se pretende conservar, y acentundo aún más el peor defecto de las Torres: su excesiva altura, absolutamente desacorde con el Conjunto Histórico de la Villa de Madrid en donde se sitúan, que cuenta con la máxima protección legal como Bien de Interés Cultural.
Si a estos defectos evidentes se suman la unión de ambas torres en un único edificio, y la creación de unas nueva solución de fachada que nada tiene que ver con la original (que se debería recuperar), queda justificado por qué Madrid Ciudadanía y Patrimonio ha presentado las alegaciones adjuntas.
Enlaces relacionados:
Comentarios