Acción en Canalejas: contra el urbanismo a la carta

Por mcypweb, Vie, 27/11/2015 - 12:09

La esquina entre Alcalá y Sevilla, un domingo por la mañana, está llena de viandantes: grupos de turistas con cámaras de fotos colgando, gente que va y viene hacia la Puerta del Sol. Detrás de unas redes verdes, se distingue perfectamente el edificio de la antigua empresa de seguros La Equitativa. Unos enormes carteles, escritos en español y en inglés, rodean y cuelgan de la fachada. Es la publicidad que la empresa constructora OHL ha tenido que exponer para lavar su imagen.

La reforma de la manzana de Canalejas ha despertado muchas sensibilidades. La protecciones legales, incluso la ley de patrimonio de la Comunidad de Madrid, ha sido anuladas o rebajadas para poder encajar un proyecto muy agresivo con las construcciones históricas y con un núcleo esencial de la ciudad.

Grupos conservacionistas, como Madrid Ciudadanía y Patrimonio, arquitectos independientes, otras empresas y la ciudadanía se han movido en el terreno legal, y han interpuesto alegaciones al proyecto, demandas judiciales. Un fiscal de Medio Ambiente ha paralizado cautelarmente las obras.

De la mala imagen son conscientes tanto el equipo de arquitectos encargados del proyecto, el Estudio Lamela, como la propiedad. De ahí que intenten impostar una imagen de normalidad y por eso las leyendas de los carteles son todas positivas. Se crea empleo, se respeta la historia, se devuelve a la ciudad unos edificios vacíos. Sin embargo, esta publicidad sólo habla de medias verdades.

El domingo 22 de noviembre un grupo en torno al centenar de personas se reúnen en la calle para mostrar su disconformidad con el acuerdo anunciado entre los propietarios y el Ayuntamiento de Madrid.

Convocados por Ecologistas en Acción, la Plataforma por el Derecho a la Ciudad, Madrid Ciudadanía y Patrimonio y Ganemos Centro de Madrid (una de las opciones políticas que formó el proceso de Ahora Madrid, que actualmente gobierna el municipio). La denuncia consiste, en una sola frase contundente, en que no se puede construir una ciudad democrática de espaldas a sus ciudadanos. El cambio de gobierno municipal se hizo bajo la promesa y la condición irrenunciable de acabar con el despotismo de anteriores gobiernos.

Usan un micrófono y un bafle para, en breves parlamentos, ir relatando distintos aspectos de la intervención: situación legal, destrucción patrimonial, procesos de gentrificación y "parque tematización" del centro histórico, etcétera. Algunas activistas han pintado con tiza en las vallas de la obra lemas contrarios a esta operación: "Patrimionio Bien Común" o "Canalejas = Destrucción + Dinero Sucio".

Entre los viandantes, los curiosos y los activistas se mezcla una buena cantidad de profesionales de la arquitectura y el urbanismo, muy respetados en la ciudad, que se han acercado al acto preocupados con lo que sucede. Entre todos se reparten folletos y octavillas del acto reivindicativo.

Una manifestación nacional de Memoria Histórica coincide con el acto a su paso por la calle Sevilla... cuando se decide terminar la concentración ciudadana con un abrazo simbólico a los edificios de Alcalá, que sirva para ilustrar noticias de prensa.

El acto ha sido visto, leído y escuchado entre la cúpula de las empresas responsables de la obra. La semana siguiente nos bombardean desde muchos de los medios que financian -los grandes periódicos y las cadenas de radio- con informaciones blancas sobre lo bien que están tratando al patrimonio más efímero. La guerra de la propaganda continúa...