En Madrid durante el verano, por ser un buen período climático y darse mayor tranquilidad que durante el año, suelen tener lugar obras en toda la ciudad; pero la experiencia nos ha demostrado que entre reformas y remodelaciones también se cometen tropelías, y es sin duda la fecha preferida para los derribos de patrimonio y otras fechorías incontroladas. Por eso cuando uno de nuestros socios dio el aviso de la intervención en el Colegio Público Antonio Moreno Rosales, formulamos unas preguntas por registro al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid sobre el asunto.
Instancias registradas a la Consejera de Educación, Juventud y Deportes de la
Comunidad de Madrid, al D.G. de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid,
a la Concejal Delegada del Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid
y al Concejal Presidente del Distrito Centro del Ayuntamiento de Madrid
El antiguo Palacio de Molins, es un edificio protegido con nivel 2 estructural (a nuestro juicio insuficiente, ya que tiene categoría suficiente como para ser nivel 1 integral), situado en la calle del Olmo, 4. Por su configuración corresponde a la tipología palacial madrileña del siglo XVIII, aunque su origen seguramente sea anterior, ya que en muchas ocasiones los edificios se reformaban y reconstruían sobre sí mismos.
En su devenir histórico se ha convertido en un colegio público de educación primaria, motivo quizás, por el que no se le concede la importancia que merece como edificio histórico. Algo parecido sucede, con la indiferencia que cunde con el antiguo Colegio Imperial, hoy instituto de San Isidro. Comparten su condición de instituciones de enseñanza pública contenidas en sendas arquitecturas del máximo interés, y que son tratadas con absoluto menoscabo y desconocimiento.
La alarma que motivó nuestro interés fue la advertencia de que se estaba levantando la cubierta para su presunta reparación; en lo que pudimos constatar que la operación sustituía el tejado original, de teja cerámica curva sobre ripia de madera, por paneles de chapa tipo sándwich atornillados sobre perfiles que a modo de correas se instalaron sobre los pares originales de la armadura de cubierta.
Este tipo de intervenciones son improcedentes en el tratamiento del Patrimonio Histórico de la ciudad, pues devalúan más si cabe un edificio que no está -siempre según nuestro criterio- suficientemente valorado.
Las preguntas, a las que hasta la fecha sólo ha respondido la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, iban dirigidas en este sentido: saber si la operación era temporal y sujeta a una fase posterior donde se recuperase su aspecto original y si estaba siendo correctamente supervisada.
Dado que la obra fue muy diligente (y se finalizó en pocos días), hemos demorado la publicación de la noticia, a la espera de recibir más respuestas de la Administración. Al no haberse producido ninguna comunicación más, dejamos constancia de lo sucedido con vistas a retomar el asunto posteriormente, para evitar que lo que provisionalmente es aceptable, se consolide como una infeliz solución definitiva.
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