Más verdades sobre un jardín polémico

Por joaquin, Lun, 07/10/2019 - 15:59

En un artículo firmado por el Ingeniero de Montes Antonio Prieto Rodríguez con el inapelable título La verdad de un jardín polémico, el autor afirma que “en toda decisión que afecta a intereses encontrados es necesario manejar los datos con el máximo rigor y fundamento científico, sin interponer deseos y emociones que malinterpreten la realidad”. 

Pero si se trata de proporcionar datos con el máximo rigor, aquí van algunos que ha pasado por alto: el Noviciado de las Damas Apostólicas del Paseo de La Habana fue construido por una congregación que ya contaba con sede propia en la calle de Santa Engracia, y que quiso crear un convento suburbano con jardines y huertas en el vecino pueblo de Chamartín, que entonces todavía no formaba parte de Madrid. Dicho convento ha sido declarado Bien de Interés Patrimonial por la Comunidad de Madrid, que –sorprendentemente- no ha extendido esta protección a la totalidad de las huertas y jardines que lo rodean y forman parte consustancial del mismo, aunque sí se la ha otorgado al jardín delantero, que considera “de interés reconocido” porque ya figuraba definido en el plano parcelario de Madrid de 1951. En un  informe elaborado por Madrid, Ciudadanía y Patrimonio  ha quedado demostrado mediante fotografías históricas que el jardín trasero es coetáneo del delantero, por lo que merecería idéntica catalogación, pues si no aparece representado en el citado parcelario es porque se trataba del jardín privativo de las monjas inaccesible a los técnicos que lo dibujaron. Igualmente son históricas las huertas -incluidas en el obligado entorno de protección del BIP- que estuvieron en explotación hasta los años ochenta del pasado siglo, constituyendo el último vestigio del pasado agrícola de Chamartín.

Por lo demás, el autor del artículo antedicho parece desconocer dónde reside el valor patrimonial de un jardín, muy diferente al de una moderna explotación agrícola o maderera; y es que ese valor no se basa en su superficie, ni en el tamaño, variedad, exotismo o edad de los árboles que lo pueblan -por mucho que estas características puedan acrecentarlo-, sino en su historia y en cómo nos permite entender el pasado de una comunidad, sus gustos y aspiraciones. De hecho, basta con que se conserve el límite del recinto y restos de sus trazas -como en el caso que nos ocupa- para que un jardín pueda recibir la consideración de “histórico”, incluso aunque no quede ninguna vegetación en el mismo, ya que al tratarse de un patrimonio ejecutado con un material vivo -que nace, crece y muere- no puede exigírsele la misma inmutabilidad que al patrimonio construido. Y por supuesto que todo este entorno ha sido remodelado hace unos años, pero eso –como ya se ha dicho- no es óbice para negar su valor patrimonial, pues igualmente ha recibido y sigue recibiendo incontables reformas -no siempre deseables- un Jardín Histórico tan indiscutible y reconocido como el del Retiro.

 

Amparo Berlinches Acín

Presidente Madrid Ciudadanía y Patrimonio

 

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