Nos llegan noticias alarmantes de los vecinos de la finca de la calle Cabestreros, 14, que ven en situación de riesgo su propiedad por una serie de circunstancias derivadas del desinterés con que actúan las administraciones públicas en la defensa del caserío histórico, y que en este caso concreto queda patente en varios aspectos.
Fuente: Google Maps | Interior de la corrala |
En primer lugar se cataloga inadecuadamente al edificio con valor parcial al no caer en la cuenta de que forma parte de la casa de la calle del Oso, 19 de valor estructural, pues aunque registralmente estén segregadas ambas fincas, histórica y constructivamente forman unidad y muestran elementos comunes en continuidad, como los propios informes municipales reconocen. Al ser una finca - residencia y taller del insigne arquitecto Pedro de Ribera-, cuya entrada de carruajes al patio, situado en cota más baja que la calle del Oso, debía hacerse precisamente por la calle de Cabestreros, el conjunto de las dos fincas actuales cobra especial relevancia y debería tratarse con sumo cuidado, e incluso debería revisarse al alza el valor estructural asignado a la casa de Oso, 19, que guarda su configuración original, portada de piedra labrada en puntas de diamante, portalón y escalera, y patio característico con galerías de madera, afortunadamente en un proceso de recuperación ejemplar dirigido por un equipo de jóvenes arquitectos..
El problema de Cabestreros, 14, surge cuando el Ayuntamiento inicia una operación de acción sustitutoria para rehabilitar las cubiertas del edificio con la finalidad de salvaguardarlo, y encarga de ello a la empresa COARSA. Esto supone el desalojo de parte del edificio por sus vecinos, y el inicio de unas obras que no sólo incumplen las buenas prácticas en construcciones tradicionales de este tipo -sustituyendo estructuras de madera por otras de hierro, y cambiando la morfología tipológica de la cubierta por otra ajena a cualquier interpretación histórica de la misma-, sino que sin que mediara desacuerdo económico, ni comunicando el cese de la obra, de un día para otro, la empresa interrumpió bruscamente la obra dejando al edificio en una situación de gran precariedad, y a sus habitantes en el más absoluto desamparo, hasta el punto en que las viviendas fueron ocupadas y alquiladas por un grupo mafioso. Esa situación no ha hecho más que agravarse y el Ayuntamiento que en principio instó a hacer una recuperación, ha caído después en una dejación total de su labor, hasta que los vecinos, en voz de su presidente, Cristina Hernanz, han tenido que iniciar acciones legales de defensa.
Desde Madrid, Ciudadanía y Patrimonio deseamos se reconduzca la situación creada, se haga justicia a los propietarios del edificio y se pueda salvar esta significativa pieza que pertenece al Recinto Histórico de Madrid, y que cualifica con su presencia el monumental conjunto.
Comentarios