Filomena impone una nueva política de arbolado

Por joaquin, Vie, 22/01/2021 - 23:18

Filomena impone una nueva política de arbolado. 

Madrid Ciudadanía y Patrimonio se suma al manifiesto #Árboles Necesarios

Súmate al manifiesto.

 

Tras el destrozo provocado en el arbolado por la tormenta Filomena se multiplican las voces ciudadanas que exigen replantearse la política histórica de plantaciones practicada  en Madrid. Expertos medioambientales, ingenieros forestales y agrónomos, jardineros, asociaciones ecologistas y patrimoniales, y vecinos sensibilizados consideran necesario reflexionar sobre las consecuencias del desastre para sacar conclusiones que permitan mitigar los efectos de tormentas futuras y mejorar el arbolado de la capital y la Comunidad madrileñas.

 

Aunque todos coinciden en que los daños han sido provocados por causas naturales y no se pueden buscar responsabilidades por un fenómeno meteorológico destructivo, también convienen en que resulta necesario sacar conclusiones de lo sucedido, que pueden resumirse en los siguientes puntos:

  1. En primer lugar, hay que señalar que la inmediata labor de retirada de restos, poda, tala y desbroce a ejecutar debe hacerse con criterios profesionales por los especialistas adecuados, apoyándose en la experiencia de los agentes ambientales y forestales, los jardineros municipales, y el Servicio de Evaluación y Revisión Verde (SERVER). Este trabajo se hará procurando sanear aquellos ejemplares que puedan ser salvados -equilibrando sus copas y restañando las heridas sufridas al desgajarse las ramas- y talando sólo los árboles imprescindibles, pero dejando en el terreno aquéllos que no causen problemas evidentes, pues los árboles caídos son refugio de numerosas especies, favorecen el desarrollo de hongos, musgos y líquenes, fertilizan el terreno, y sirven de protección para el rebrote de nuevos retoños. Igualmente, la biomasa obtenida de la retirada de ramas (400 Tm según estimaciones iniciales del Ayto.) debe ser reintegrada a los lugares donde se ha obtenido, incluso triturando in situ los restos caídos.
  2. Después hay que comprobar qué especies han sufrido mayores daños, siendo patente que han sido los árboles de hoja perenne -cuyas copas han retenido mayor carga de nieve- los más afectados; destacando especialmente los pinos piñoneros, tan abundantemente utilizados desde el siglo XIX en las replantaciones de la Casa de Campo, la Dehesa de la Villa, el Parque del Oeste, e incluso en El Retiro; igualmente las demasiado populares arizónicas han sido diezmadas; y también los aligustres, tan forzada y demagógicamente implantados en las estrechas calles del centro de Madrid -que nunca tuvieron árboles- han sufrido graves daños por el mismo motivo.
  3. De esta comprobación pueden sacarse varias enseñanzas, como la necesidad de recuperar para parques y jardines especies autóctonas mejor adaptadas al clima madrileño -enebros, quejigos, encinas, fresnos, espinos, retamas y jaras, etc.- pues aunque no hay garantías de que los mayores ejemplares no se vean afectados (muchas encinas históricas han sufrido desgajamientos), parece evidente que su resistencia a la nevada ha sido mayor que en los ejemplos antes citados, y que también lo será su resistencia a los efectos cada vez más presentes del cambio climático. Estas replantaciones deberán efectuarse siguiendo planes directores medioambientales y paisajistas que prevean la combinación equilibrada de ecosistemas diversos -bosque, sotobosque, dehesas, sotos de ribera, praderas-; estableciendo una distancia adecuada entre los ejemplares para permitir su correcto desarrollo. Además es necesario plantearse la monitorización posterior para comprobar que se desarrollan correctamente, y tomar las medidas oportunas en caso contrario.
  4. Igualmente hay que cuestionarse la obligación de replantar aquellos árboles de alineación mal ubicados en calles demasiado estrechas, que tienen que ser continuamente podados para no afectar a las fachadas cercanas, pues en muchas ocasiones puede ser preferible eliminarlos; más vale tener menos ejemplares sanos y bien criados que muchos enfermos y raquíticos. Además hay que plantear lo inadecuado de utilizar especies de hoja perenne en determinadas vías, pues siguen arrojando sombra en invierno -cuando los vecinos prefieren gozar del sol en las aceras-, convirtiendo en umbrías calles que ya lo son de antemano por su estrechez, y se ha visto además la peligrosidad que comporta su presencia en sitios  transitados. Estas plantaciones deberán atender además otros parámetros naturales, como su buen comportamiento mecánico, rusticidad, resistencia a plagas y enfermedades, etc.; y artificiales -urbanísticos, monumentales, estéticos, históricos y culturales-, para adecuarse al entorno construido.  Hay que insistir por último en la necesidad de buscar mayor biodiversidad, pues el empleo de unas pocas especies repetidas facilita la diseminación de plagas, tanto más graves para el paisaje urbano cuanto más presente esté el tipo afectado; evitando que ninguno supere el 10 % del inventario.
  5. Para cumplir estos objetivos basta apoyarse en documentos ya existentes, como:
    1. Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad
    2. Plan Director de Arbolado Viario
    3. Manual de Plantación de Arbolado Viario
    4. Defectos y anomalías del arbolado viario de Madrid
  6. Además es necesario dotar a los servicios públicos implicados con los medios humanos, técnicos y económicos necesarios para estas labores. Es imprescindible contratar urgentemente nuevos trabajadores cualificados para reforzar las plantillas de Parques y Jardines, diezmadas tras muchos años de recortes, y establecer Planes de Empleo Temporales que permitan contratar personal de jardinería y podadores a través de las bolsas de trabajo ya existentes.
  7. Finalmente, debe fomentarse entre la ciudadanía la educación ambiental y el conocimiento de la cultura del árbol; reconociendo los beneficios fundamentales que aportan a nuestras ciudades al aportar el oxígeno que necesitamos y absorber el CO2 y otros compuestos nocivos. Además filtran el polvo, suavizan las temperaturas veraniegas e invernales, frenan la escorrentía y nos ayudan a aprovechar el agua, dan sombra y aportan humedad ambiental, y embellecen calles y paseos; siendo el hogar de la fauna que habita en las ciudades.

 

Manifiestos publicados:

Carta Abierta de los Jardineros y Jardineras del Ayuntamiento de Madrid

Ecologistas en Acción

Petición de firmas en change.org para el "Profesional tratamiento y mantenimiento para los árboles de Madrid tras el paso de Filomena"

 

 

 

 

 

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